Cuando baje del avion, lo hice por un tobogan,
se prendieron todas las luces y me di cuenta
que Buenos Aires huele a galletita.
Primero me abraze al Obelisco,
quede colgada de la calle Corrientes,
hice equilibrio en las cornisas de Paseo Colon.
Subi de dos en dos las escaleras
y entre en la Catedral.
Salude a todos los santos y me meti en sus cuadros.
Cruce la calle y entre en el Cabildo,
por el lado de los tenderetes.
Subi las escaleras y me asome a un balcon.
Le hice pito catalan a las palomas.
Aparecio la musica, el ballet, una cantante de opera despeinada,
vi el teatro Colon, una tarde de sol.
Senti un rugido, era el leon, el zoo de Buenos Aires.
Todos los animales me miraron,
me dijeron que habia crecido, pero ellos tambien.
Di unas vueltas en la calesita y me compre una bufanda de colores.
Corri por la Costanera, me deje llevar por el rio.
el rio de color de chocolate tibio.
Me corri todas las calles,
para ver mas, empece a volar.
San Telmo me atrapo en el empedrado,
los bandoneones me hicieron latir mi corazon.
La Boca me golpeo las pantorrillas,
me sente en todos los cafes,
aplaudi en todos los teatros,
abraze a todos mis amigos.
Me quede colgada en algun lado,
quizas en un farol, en una puerta,
en el semaforo que cuenta los segundos,
en las luces que me bailan en los ojos
cuando vuelvo a abrazar al Obelisco.
IRMA.
(La foto de la derecha.Teatro Colon)
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